La firma Avendauth parece corresponder, según la mayoría de las últimas investigaciones, al filósofo judío Abraham ibn Daud, y no a un converso judío.
Avendauth sería, simplemente, la versión latinizada del nombre del filósofo hebreo. En la dedicatoria al arzobispo Juan de su versión del prólogo al Kitāb al-šifāʼ, el traductor se autodenomina como filósofo y hebreo (“Avendauth israelita philosophus”).
Considerado el primer filósofo judío aristotélico, nació en la Córdoba almorávide alrededor de 1110 en el seno de una familia ilustre. Fue criado en casa de su tío materno Baruch ben Isaac Albalia, rabino, juez y jefe de la escuela talmúdica de Córdoba, que lo instruyó tanto en los estudios rabínicos y bíblicos como en la filosofía griega y hebrea. Al principio de la conquista almohade (Córdoba fue tomada en 1148) huyó a Castilla y se asentó en Toledo, ciudad en la que permaneció hasta su muerte y a la que se asociará su nombre. Poco más se sabe de su vida hasta 1160.
Entre 1160 y 1161 firma las dos únicas obras que se conservan actualmente. La primera, el Sefer ha-Qabbalah, obra histórica sobre el judaísmo. La segunda Al-ʽaqīda al-rafīʽa, escrita en árabe, pero conservada sólo en su versión hebrea, es un tratado teológico-filosófico en el que por primera vez se da un intento sistemático de integrar las ideas aristotélicas de Al-Fārābī y Avicena en el pensamiento filosófico judío.
Este texto sería pronto eclipsado por la obra de Maimónides, Dalāla al-ḥāʼirīn. Existen informaciones sobre otras dos obras que no se han conservado: una de astronomía, según un autor posterior, y otra de exégesis anti-caraíta sobre la interpretación legal de las Escrituras.
Este texto sería pronto eclipsado por la obra de Maimónides, Dalāla al-ḥāʼirīn. Existen informaciones sobre otras dos obras que no se han conservado: una de astronomía, según un autor posterior, y otra de exégesis anti-caraíta sobre la interpretación legal de las Escrituras.
A esta actividad filosófica e histórica se añade la traductora. Según A. Fidora habría emprendido junto con Domingo Gundisalvo un ambicioso proyecto para traducir el Kitāb al-šifāʼ, obra enciclopédica de Avicena. Dedica su traducción del prólogo de esta obra al arzobispo Juan para dársela a conocer y solicitar su apoyo para interpretarla en su totalidad. En este proyecto se enmarca su traducción en solitario de la Isagoge; y junto con Gundisalvo la del De anima.
Pese a que no puede acreditarse por ninguna fuente documental fiable, se ha dado por cierto que su muerte se produjo en Toledo alrededor de 1180, por su activa defensa del judaísmo y ataque al cristianismo.
Las investigaciones sobre la Escuela de Toledo desde Aimable Jourdain han identificado a Avendauth tanto con Johannes Hispanus como con Johannes Hispalensis.
El desarrollo historiográfico y la elaboración de diferentes hipótesis al respecto provocaron un embrollo biográfico, según las palabras de C. Foz. Las últimas investigaciones, encabezadas por C. Burnett, tienden a la idea de que se trataba de tres personas distintas. La maraña biográfica se ha compuesto de diversas hipótesis, que pueden resumirse en dos ideas fundamentales: en primer lugar, que tras esas tres denominaciones había un solo hombre; y en segundo, que se trataba de dos. Ambas arrancan de un error que cometió Jourdain al leer el prólogo que Avendauth escribió a la versión del De Anima de Avicena.
Error que fue detectado por D’Alverny un siglo después. La obra está dedicada al arzobispo Juan (Johannes) (1152-1166) por el traductor Avendauth. En su lectura Jourdain entiende que el nombre Johannes es el nombre de pila del traductor Avendauth, cuando en realidad es el nombre del arzobispo al que va dedicada la obra. Este error de lectura provocó la identificación de Avendauth con los dos Johannes. El embrollo se acrecentó gracias a la casi homonimia de J. Hispano y J. Hispalense, el uso de abreviaturas en los manuscritos y los posibles errores de los copistas a lo largo de los siglos.
A partir de aquí se desencadenaron múltiples hipótesis que combinan los nombres y los aspectos biográficos de todos ellos de diversas formas. Además de la identificación de los tres nombres en una persona, Johannes Hispalensis habría sido la misma persona que Johannes Hispanus, para algunos autores; para otros Hispanus habría sido Ibn Dawud, y éste podría haber sido Johannes Hispalensis. Habrían entrado en juego también las denominaciones Johannes Toletanus y magister Johannes. Actualmente parece claro que debe distinguirse entre tres personalidades, de las que la de Johannes Hispalensis es la que permanece más opaca.
Pese a esta tendencia actual el asunto no parece en absoluto cerrado; podrían aparecer nuevas informaciones. El embrollo biográfico ha afectado también a la atribución de autorías, creándose un embrollo bibliográfico aún no resuelto y que debería resolverse con el análisis de todas las obras traducidas y de todos los manuscritos conservados.
http://www.larramendi.es/traductores_toledo/i18n/consulta_aut/registro.cmd?id=3607
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