Entre los años 2004 y 2005, procedimos al seguimiento arqueológico en la rehabilitación de estas viviendas, en donde pudimos documentar la amortización de un pequeño adarve con orientación este-oeste, de algo más de 20 metros de longitud por casi 3 de ancho y que desemboca en el Callejón de San Pedro, dando acceso a tres viviendas independientes, dos de las cuales se localizan en la fachada norte y la tercera en la sur, dentro del actual número 12 del Callejón de San Pedro.
Planimetría del adarve y de las viviendas
El adarve, actualmente absorbido por las viviendas, parece haber estado funcionando hasta comienzos de la Edad Moderna principios del S. XVI- teniendo en cuenta los dos cobertizos conservados: el primero y posiblemente más antiguo al fondo del adarve, y el segundo al comienzo del mismo.
El origen de esta vía urbana se remonta a finales de la época islámica e inicios del reinado de Alfonso VI. Junto a tramos de muros islámicos (aparejo toledano A), también se documentó una gran reforma del espacio a lo largo de la segunda mitad del S. XII, como nos insinúa el tipo de aparejo toledano A1[1]. Al respecto y, teniendo en cuenta que este adarve únicamente debió tener tres vecinos distintos, en su día planteamos como posible hipótesis de trabajo, que el documento conservado de 1187 y al que Jean Passini[2] hace referencia, denominandose “darb Ibn Muhriz” al Callejón de San Pedro, en realidad correspondería al nombre de este pequeño adarve.
Continuando con las investigaciones de Passini, éste planteaba la posibilidad de que la calle Cárcel del Vicario y el callejón de San Pedro estuvieran comunicados a través de este adarve, pero la verdad es que, con los datos arqueológicos documentados y analizados, no parecen ser viable esta idea ya que las fábricas que presentan los lienzos que cierran el adarve se corresponde con un paramento islámico del siglo XI y otra reforma del S. XII, perfectamente uniformes y cimentados directamente sobre la roca madre recortada.
Las viviendas 1 y 3, ubicadas al norte del adarve, tienen una superficie aproximada de 100 m2 y una distribución espacial interna muy similares entre sí, que nos inducen a pensar que responden a un urbanismo racional y planificado del área. En el caso de la vivienda 2, al sur del adarve, no hemos podido acceder a su interior, por lo que desconocemos su distribución y dimensiones. Lo que se cumplen las tres viviendas según los cánones urbanísticos andalusís es, que ninguna de ellas tienen el acceso principal cerca de los accesos de las otras viviendas, por lo que el principio de intimidad del espacio domestico se cumple a la perfección.
Vivienda 1, muro occidental (solana).
La vivienda 1, que sería la localizada más al noroeste, constaría de un pequeño zaguán de entrada hoy en día desaparecido, de aproximadamente 3 m2, y desde el cual se accedería al patio. A él se abren dos crujías, la primera situada al norte (con restos de yeserías y arcos polilobulados), mientras que la segunda se localizaría al este. Ambas conforman sendos palacios, mientras que la oeste parece corresponderse con una solana o porche. Es probable que existiera también una cocina y un retrete junto al zaguán de entrada, pero que con las diferentes reformas posteriores, prácticamente no han dejado huella. Tendría un aljibe, que se localizaría cerca de la crujía este.
Crujía norte con yeserías en planta baja.
En cuanto a la vivienda 3, prácticamente presentaría la misma distribución, con la única salvedad de que no parece tener sótano. Los salones principales estarían ubicados en el norte y en el sur, y con las reformas renacentistas del S. XVI, la crujía meridional se transforma también en estancias, cambiándose su acceso principal a la calle de San Pedro, tabicándose la original de época medieval.
Vivienda 3, acceso original tabicado.
En cuanto a los elementos patrimoniales conservados, los más significativos se han documentados en la vivienda 1, elementos tales como:
El alero que cubría el acceso original, formado por canecillos con decoración policroma en rojo y azul oscuro. Está compuesto por un doble orden de canecillos, concretamente nueve, y en los que descansaría una viga corrida que soportaría un pequeño tejado.
La existencia de los restos de este alero nos está marcando que en el S. XII la calle estaba completamente abierta, es decir, no existía el cobertizo que actualmente hay.
En la crujía norte, se localiza el palacio principal, que ha conservado restos del repertorio decorativo que adornaría la cara del muro. Éste se desarrollaría a lo largo de la totalidad de su fachada al patio, tanto en los arcos apuntados de herradura como en el acceso principal al salón. De ésta decoración, únicamente se ha conservado las yeserías embutidas en los arcos apuntados laterales.
La decoración es bastante sencilla pero de una gran belleza.
El intradós del arco está marcado con modillones o rizos calados de influencia almohade; mientras que el interior del arco presenta una composición de dos bandas horizontales atravesadas por una vertical.
Las bandas horizontales están decoradas con rosetas de siete y ocho pétalos; y la banda vertical presenta una decoración vegetal bastante esquematizada, que podría representar al “Hom” (el árbol de la vida) o una banda de hojas de acanto[3].
Representación del hipotético herraje del S. XII copiado para la yesería.
Dentro de la crujía norte, pero en su lateral derecho, se conserva un arco de polilobulado, que pertenece a la vivienda vecina. Tiene una altura de 2´50 m. por 1´30 m. de vano y está compuesto por cinco lóbulos que tienen un diámetro de entre 34/40 cm. Éste es muy similar al documentado por Clara Delgado en la antigua iglesia de San Lorenzo de Toledo. Este tipo de arco es muy común en el mundo islámico y en Al-Andalus, erigiéndose desde el Califato de Córdoba hasta las invasiones almorávides y almohades. Correspondería al acceso directo del salón a la alcoba.
En cuanto al inmueble 3, que mantiene la misma disposición que su vecino oeste; se ha documentado un alfarje policromado de época renacentista, localizado en el palacio norte. Esta vivienda debió tener tres crujías edificadas y una solana, en la medianería oeste. Las habitaciones principales estarían en la crujía norte y este; mientras que el acceso principal se realizaría a través de una puerta documentada en el adarve.
De la crujía este, prácticamente no se ha conservado nada, ya que en época renacentista este edificio sufre profundas transformaciones, tales como:
la entrada principal al inmueble cambia de lugar, ubicándose ahora directamente al Callejón de San Pedro;
se construye una nueva escalera que se apoya sobre parte del muro medieval facilitando su conservación;
se enriquece el edificio con alfarjes policromados y yeserías, de tradición mudéjar, en la fachada principal pero de facturación moderna (S. XVI o XVII).
Alfarje decorado de la crujía norte.
Restos de yesería en facahda al callejón de San Pedro.
A diferencia del anterior inmueble, en el patio se documenta la presencia de un pozo profundo, de captación de agua, y no un aljibe.
En cuanto a la vivienda nº 2, sólamente hemos documentado su acceso principal en el adarve, que también esta tabicado con abundantes mampuestos trabados con barro.
Las jambas de la puerta están levantadas con ladrillos y presenta un cargadero de madera.
En este caso, al no haberse repicado la parte superior, no hemos podido confirmar si también conservaba las huellas de haber tenido un alero o salidizo sobre el mismo.
Acceso principal a la vivienda 2, localizada en el muro sur del adarve.
En definitiva y a modo de resumen, tras el análisis de esta intervención en el barrio del “Adarve de Atocha”, podemos plantear como hipótesis que este área del sur de la Catedral está en pleno proceso de consolidación urbanística durante el S. XII, con una planificación urbanística de antemano.
Tampoco hemos podido comprobar si se conservan otros elementos o estructuras de épocas anteriores, ya sean del mundo romano o de época visigoda. Autores como Rebeca Rubio, Passini, Izquierdo o Molènat, inciden en la existencia de una trama urbanística ortogonal en esta parte de la ciudad, delimitada con muros de contención.
Lo que sí hemos podido comprobar, es que en el sector oeste del adarve hay un gran recorte de la roca madre, con una orientación norte–sur que podríamos poner en relación con otro gran recorte de la roca con orientación este-oeste documentado en el cercano cobertizo de Pozo Amargo, y que nos estarían indicando, presumiblemente, la existencia de dos vías urbanas de época romana amortizadas durante la alta edad media y el inicio de la baja edad media.
BIBLIOGRAFÍA
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DELGADO VALERO, C. (1999): “La estructura urbana de Toledo en época islámica”, en VV.AA.: Regreso a Tulaytula. Guía del Toledo islámico (siglos VIII-XI.
DELGADO VALERO, C. (1987): Toledo islámico: ciudad, arte e historia.
DELGADO VALERO, C. (2001). Arte Hispano-musulmán (artículos). U.N.E.D.
PASSINI, J. : Una casa medieval del adarve de Atocha, Toledo.
PASSINI, J. y MOLÉNAT, J.P. (1995): Toledo a finales de la Edad Media. I. El barrio de los canónigos; C.O.A.C.M.
PASSINI, J. y MOLÉNAT, J.P. (1992): "Persistance parcellaire et evolution diachronique à Tolède. L´impasse de la Bajada del Pozo Amargo et sa mosquée." en Mélanges de la Casa de Velázquez. Separata. Tome XXVIII-1. Madrid.
PASSINI, J. (2004): Casas y casa principales urbanas. El espacio doméstico de Toledo a finales de la Edad Media; Universidad de Castilla-La Mancha, Madrid.
PAVÓN MALDONADO, B. (1988). Arte Toledano: islámico y mudéjar. Instituto Hispano-árabe de Cultura, Madrid.
ROJAS, J.M. y VILLA, R. (1999): “Casas islámicas de Toledo”, en Entre el Califato y la Taifa: mil años del Cristo de la Luz
ROJAS RODRÍGUEZ-MALO, J.M. y VILLA GONZÁLEZ, J.R.: (1999): “Origen y evolución del aparejo toledano entre los siglos X y XVI”, comunicación presentada en el II Congreso de Arqueología Peninsular.
VV.AA (2001). La Ciudad Medieval: de la casa al tejido urbano. Coord. Jean Passini.
[1] J. M. Rojas y R. Villa (1999). “Origen y evolución del aparejo toledano entre los siglos X y XVI”. En: II Congreso de Arqueología Peninsular. Pag. 583-588.
[2] J. Passini (). Casas y casa principales urbanas. Pag. 447-448.
[3] Basilio Pavón Maldonado (1990). El arte hispano-musulmán…. Pag. 87-96.
Publicado por Arqueólogos Profesionales Toledo en 4/27/2015 07:36:00 a. m.
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